Propongo a esta mujer jovial para el Nobel
del ingenio y la fe en el ser humano. Con la ayuda de unos cuantos
voluntarios ha llenado su pueblo de árboles frutales e improvisados
huertos por todos los rincones, ¡y todos pueden servirse gratis! Genial.
Todmorden se ha convertido en el epicentro de un movimiento (Incredible
Edible) que se está propagando por el Reino Unido a la velocidad de las
esporas, bendecido en persona por el príncipe Carlos y que se está
replicando por el mundo. "Nuestro lema es así de simple: si comes, estás
dentro". Pam participa en el proyecto oh!BCN, que está construyendo un
huerto urbano en el 22@ abierto a todos (
).
Ha llenado las aceras de Todmorden de tomates y árboles frutales.
Sí, y otras 33 ciudades de Inglaterra.
Sorprendente.
La
idea es así de simple: se plantan a discreción verduras, hierbas y
árboles frutales en 70 espacios públicos. Se mantienen gracias a la
labor de 280 voluntarios que dedican dos mañanas al mes a la faena. Y
todo el pueblo puede servirse gratis y a placer cuando llega la hora de
la cosecha.
¡Guau!
Para mí la comida era una
excusa para que la gente cambiara su manera de actuar, que colaboraran
unos con otros, que se hablaran en un pueblo de 16.000 habitantes.
Queríamos cultivar comida, enseñar a los niños a hacerlo y crear nuevos
puestos de trabajo.
¿Cómo empezó todo?
Reuní a
60 personas y les pregunté si querían una ciudad más agradable y
vivible para sus hijos, con productos más sanos que se cultivaran
localmente. La reacción fue entusiasta.
No me extraña.
Buscamos
zonas en desuso y las convertimos en pequeños huertos. Pusimos
contenedores con tierra con plantas aromáticas y algo de fruta en la
estación y el parking con carteles que decían: "Sírvase usted mismo".
Genial.
Pedimos
permiso a la policía para plantar frente a la comisaría maíz dulce y
cebollas japonesas y se sonrieron socarronamente, pero al cabo de poco
todos llegaban a casa con sus mazorcas y decidieron cuidar del huerto.
Al verlo, los bomberos nos pidieron que plantáramos frente a su
edificio.
...
Fuimos al hospital y les
propusimos sustituir las plantas ornamentales de su jardín por plantas
medicinales. Plantamos en los descampados abandonados y en el cementerio
que está junto al colegio. Son los niños los que cuidan de ese huerto,
así que de paso cambiamos la percepción de ese lugar.
¿Nadie le dijo: "Quite esto de aquí"?
"Si
no nos cuesta un duro, adelante" era la respuesta general. Las iglesias
nos pidieron ayuda para plantar en las colinas coles, acelgas, pepinos,
pimientos y lechugas. En las aceras plantamos árboles frutales; en las
escuelas, huertos. Así conseguimos nuestro primer objetivo: sensibilizar
sobre el producto local y mejorar el entorno.
Ha invertido tiempo y dinero.
Sí,
pero cuando vimos que el proyecto funcionaba fuimos a pedir dinero al
Gobierno procedente de la lotería, para crear un centro de acuaponía
(plantas y peces se retroalimentan), hidroponía y permacultura, donde
hemos podido dar trabajo a seis jóvenes y enseñar a los niños cómo
fabricar comida.
Y han inventado el turismo vegetal.
Gracias
a estos huertos urbanos, personas de toda Inglaterra vienen a visitar
nuestra pequeña y pobre ciudad, de manera que hemos conseguido ayudar al
comercio local. Hemos creado la ruta verde de Todmorden: los visitantes
siguen un mapa que les indica los espacios de cultivo y los jardines
particulares cultivados, en los que cada uno ha añadido su creatividad.
¿A qué se refiere?
Algunos
ciudadanos que hoy cultivan plantas aromáticas en su jardín, siempre
con el letrero "Sírvete tú mismo", hacen también de apicultores y venden
la miel; otros, mermeladas; otros cultivan plantas de té, y una familia
ha construido un hotel para insectos polinizadores.
¿?
Una
curiosa estructura de bambú. El caso es que el comercio local se ha
disparado. Se ha abierto una pequeña lechería de leche de vacas de la
zona, una quesería, una carnicería, una pollería...
Los supermercados se ganan la vida vendiendo fruta y verdura barata del otro lado del mundo.
Cierto,
pero al aumentar la sensibilidad frente a la comida local, comida que
no viaja (kilómetro cero), los supermercados han abierto ese espacio.
Entonces, ¿lo bueno es rentable?
Sí.
Una universidad ha hecho un estudio en Todmorden y el resultado ha sido
que el 46% de los negocios locales ha crecido gracias a esta idea. Pero
el objetivo final no es que cada uno produzca su propia comida.
¿Por qué no?
Una
pequeña ciudad no puede ser totalmente autosuficiente, pero si la
región se une... Hay que dejar de sentirse víctima y empezar a cambiar
el futuro con nuestras manos. Es posible crear una ciudad con una
economía fuerte a la vez que agradable y respetuosa con el entorno.
¿El sírvete tú mismo no es peligroso?
La
primera en sustituir las rosas de su jardín por verduras y en colgar el
letrero fue una amiga. Una familia que pasaba por delante a diario
llenó su cesta, y al día siguiente le llevaron una sopa preparada con su
verdura. Así se crea la comunidad.
¿No hay vándalos en su tierra?
A
raíz del plantel de maíz frente a la comisaría, los ciudadanos
empezaron a relacionarse con la policía y esta observó como bajaba el
nivel de vandalismo. No vivo en una ciudad modelo, temíamos que al cabo
de dos días las estructuras para los tomates estuvieran destrozadas,
pero no ha sido así. Los ciudadanos cuidan de que nadie estropee los
planteles. Incredible Edible es un movimiento desde abajo.
Fuente: lavanguardia.com